El acusado, que tenía un trastorno adaptativo crónico con ansiedad y depresión, teniendo una personalidad con rasgos paranoides y esquizoides, fue a casa de la víctima y le asestó 13 puñaladas no mortales y acto seguido le asestó otras puñaladas en zonas mortales, aún no muerta la víctima, acabó el acusado por rociarle con disolvente y le prendió fuego, donde finalmente las quemaduras y la inhalación de gases tóxicos acabaron matando a la víctima.
El acusado acudía a psiquiatras y tenía problemas económicos y debido a sus ligeramente disminuidas facultades volitivas se le atenuó la pena, que consistió en 19 años de prisión (delito de asesinato previsto en el art.139.3 del Código Penal), inhabilitación e indemnización a los hermanos de la víctima, a la vivienda por los daños causados y a la Comunidad de Propietarios [E.L.A.Z.].
Fuente: Comunicación del Poder Judicial