Entendiendo que el comportamiento del hombre excedía los límites legales de la opinión sobre los servicios recibidos de un profesional, el titular del juzgado de primera instancia nº7 de Santander ha reconocido que las criticas sistemáticas y excesivas en páginas de internet del cliente suponían un ataque contra el honor de los profesionales de una clínica veterinaria.
La sentencia explica que la disputa comenzó debido al resultado incongruente de un reconocimiento general a la mascota del cliente, que, según otra clínica, padecía una infección de orina que no fue detectada en el primer reconocimiento, pese a que se realizaron los procedimientos correctos.
Por este motivo, el hombre se acercó a la clínica cuatro días más tarde, a pedir que se le devolviera lo pagado por la visita, y, tras la negativa, amenazó con comenzar una campaña de desprestigio contra los profesionales en redes sociales, que cumplió colgando reseñas negativas en webs, a las que se sumaron la pareja, sus hermanos y amigos, familiares y compañeros de trabajo, llegando a contactar con otra clienta insatisfecha, a la que anunció su intención de que todos sus conocidos participaran en el desprestigio, ocasionando la pérdida de 38.773 euros a los profesionales.
Finalmente, la cuantía de la indemnización consiste en lo perdido menos el 10%, explicando que “la indemnización final queda fijada en un importe de 34.895,83 €. A esta indemnización se le deben añadir las demás pretensiones que se contienen en el suplico de la demanda y que se refieren a la actividad que ha de desarrollar el demandado para cesar en su actividad de intromisión ilegítima en el honor profesional de los actores”.
María Segovia Barreiro, estudiante de Derecho y colaboradora de IDIBE.
Fuente: Comunicación Poder Judicial
