La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado la condena de dos años de prisión impuesta por la Audiencia Provincial de Madrid a una mujer que se apropió indebidamente de la obra “Anna Sofía, condesa de Carnarvon” del pintor barroco Anton van Dyck.
Los legítimos propietarios de la obra, realizada entre 1633 y 1641 y con un valor de 165.000 euros, la depositaron en el domicilio de la condenada en junio de 2014, autorizando que ésta decidiera si quería comprarlo. Finalmente, se apoderó del cuadro incorporándolo a su patrimonio sin el consentimiento de los dueños, sin abonar el precio pactado ni devolverlo, cediéndolo a terceros.
No constituye un delito de estafa puesto que no hubo inducción a error por parte de la condenada, sino que, poseyéndolo en legítimo título de depósito, se lo atribuyó indebidamente manifestando a los dueños una serie de excusas sobre la razón de su no devolución.
La sentencia incluye un voto particular al considerar los magistrados Leopoldo Puente y Javier Hernández la carencia del soporte fáctico y normativo indispensable para que se pueda apreciar el tipo citado, sino que se trata meramente de un incumplimiento contractual que debería resolverse por la vía civil.
Asimismo, ha sido rechazada la alegación por parte de la defensa en relación a la desproporción de la pena, ya que se está ante un tipo de sanción especial al afectar los actos cometidos a un bien artístico, histórico y cultural.
María Hurtado Benetó. Graduada en Derecho.
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