La acusada accedió en su condición de enfermera, en el año 2016 y por medio del programa informático MEDORACYL a los datos sanitarios y personales de tres pacientes que no tenía asignados y sin mediar motivo justificado desde el centro de salud de Serrada (Valladolid). Primeramente, accedió a los datos de otra profesional sanitaria y, cinco días después, a los datos de los dos hijos de ésta.
La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo rechaza la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla León, al igual que la dictada por la Audiencia Provincial de Valladolid, que absolvían a la enfermera por entender que los hechos no revestían las características de delito y que debían reducirse al ámbito disciplinario. Ambas sentencias razonan que la mujer actuó por simple curiosidad, debido a pasados enfrentamientos que había tenido con la otra enfermera, y que no llegó a difundir ni emplear los datos.
No obstante, el Supremo analiza que los hechos encajan en el tipo penal recogido en el artículo 197.2 del Código Penal (delito de revelación de secretos), ya que la enfermera accedió sin autorización a datos reservados, personales y sanitarios de los tres pacientes que se encontraban en el programa informático MEDORACYL.
Por ello, la mujer ha sido condenada a 2 años y medio de prisión y a 6 años de inhabilitación absoluta. Frente a lo que defienden los recurrentes, los magistrados no consideran que deba agravarse la pena en base a que los datos eran reservados y tenían una protección reforzada, razonando que estas circunstancias ya se tienen en cuenta en el tipo penal. Así, asumen que el acceso no fue seguido de acción alguna que conllevara una lesión adicional del bien jurídico, por lo que no cabe agravación punitiva.
Eva Larrosa García. Graduada en Derecho.
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